¿De qué nos hablan las contracturas?

Nadie se alegra al sufrir en sus propias carnes una contractura, pero según los expertos es lo mejor que puede pasar para evitar males mayores. En este punto están de acuerdo traumatólogos, acupuntores, homeópatas, quiroprácticos, psicólogos y un largo etcétera. Para el sufridor no es un motivo de alegría, pero es lo que hay. ¿Y qué hay? De momento un montón de personas contracturadas. "Yo diría que todo el mundo tiene contracturas o las ha tenido", indica el doctor Andrés Combalía, médico especialista en cirugía ortopédica y traumatología, y en medicina de la educación física y el deporte. Y, al menos en España, los casos más agudos son la principal causa de baja laboral, "aunque se trata de una patología banal en el 95% de los casos.

El resto, el 5%, puede tener un problema importante, como una hernia discal, una artrosis degenerativa de los huesos que afecta a las vértebras o el típico latigazo cervical provocado por un accidente de tráfico. A pesar de esta gran incidencia, nunca ha habido un simposio sobre contracturas", se lamenta el doctor Combalía. "Es como si los propios especialistas no le diéramos importancia. Es habitual escuchar ´No pasa nada, es una contractura´ y, en cambio, la limitación de la movilidad es evidente, dolorosa y molesta".

ALGUNOS PROBLEMAS ESTÁN ASOCIADOS A UNA EMOCIÓN NO EXPRESADA

Anna Pla, doctora en Medicina y homeópata, también tiene presente si la contractura se produce en la zona alta o baja de la espalda, en el lado derecho o izquierdo, y si se da en las extremidades, manos, brazos o pies, piernas. "Esto nos orienta hacia el medicamento más oportuno. Según el caso se puede administrar árnica, rhustoxicondendron, ignatia, bryonia, nux-vomica, lycopodium, belladona… con la ventaja de que no tienen los efectos secundarios de los antiinfl amatorios y relajantes alopáticos", indica la doctora. Ignacio Montero-Ríos, psicoterapeuta, experto en terapia craneosacral biodinámica y quiromasajista, se centra en si la contractura tiene un origen traumático o no. En el primer caso está claro, "es cuando por ejemplo alguien resbala y se lesiona una rodilla, o a raíz de un esfuerzo descomunal se le produce una hernia discal, o bien realiza un trabajo que implica una acción corporal repetitiva. Ante este tipo de causas, la terapéutica que aplicar puede ser más sintomática y local mediante analgésicos, sean alopáticos, homeopáticos, fitoterapéuticos, que pueden ayudarnos a paliar el dolor. Si esto no fuera suficiente o lo que tenemos es ya una lesión (una hernia discal), necesitaremos de una terapéutica que nos devuelva el equilibrio o entrar en un quirófano. Ambas opciones son válidas pero si deseamos alejarnos de la segunda posibilidad, entrar en quirófano, tendremos que implicarnos en lo que nos está pasando y buscar ayuda. Las terapias manuales como la acupuntura, la terapia craneosacral biodinámica, la técnica Aisso (acción isométrica sistémica sostenida), la osteopatía,masajes acupuntura, yoga terapéutico etcétera, son otras maneras de abordar la patología corporal contando con la capacidad de recuperación que tiene nuestro organismo".

Cuando la contractura no tiene un origen traumático, Ignacio Montero-Ríos la denomina de origen endógeno. "Hace referencia a diferentes patologías que están instauradas sin que haya mediado una causa traumática. Por ejemplo, cuando alguien padece contracciones musculares con mucha frecuencia y sin embargo su trabajo es sedentario. O se padece una ciática recurrente desde hace tiempo que se manifi esta sin que haya aparentemente motivo alguno. También puede pasar que se tenga una o dos hernias discales y jamás se haya hecho un gran esfuerzo físico. Estamos hablando de un cuadro de dolor que no responde a una causa externa, sino que es endógeno y por lo tanto sistémico, es decir, comprende al sujeto por entero en todas sus manifestaciones: psicológicas, caracteriales, posturales y hábitos alimentarios.
Procurar su salud va a implicar una toma de conciencia de lo que está pasando y un cambio. La persona tendrá que implicarse en su enfermedad y en su proceso de cura. Si atiendes lo que el cuerpo indica, entonces la sintomatología va desapareciendo.

La forma de abordar clínicamente esta disfunción será diferente si su origen es traumático o endógeno". Para Montero-Ríos la emocionalidad retenida provoca contracturas. Dice que la memoria emocional se refleja en la musculatura y en el organismo en general. "Al menos, el 85% de las contracturas están asociadas a alguna emoción no manifestada", afirma Francesc Marieges, kinesiólogo, experto en medicina china y en programación neurolingüística (PNL). "De hecho la kinesiología es la ciencia que estudia el movimiento del ser humano". En su origen se ceñía exclusivamente al estudio mecánico y neurológico de los movimientos musculares para aplicar una terapia reparadora, sobre todo entre los profesionales del deporte.

"Pero se dieron cuenta de que había una parte emocional muy importante asociada a las contracturas que si no se trataba no avanzaba la recuperación". Francesc Marieges asegura que la emoción que produce más dolencias es la rabia, y generalmente se manifesta a través de la contractura del romboides.

En segundo lugar se encuentra "la sensación de incapacidad, de estar harto de una situación que no se puede sostener, de frustración, y esto se ve en las contracturas que se producen en los trapecios". Alfonso Vinyals señala que las principales emociones que producen contracturas son "el exceso de responsabilidad o asumir las cargas que no son tuyas, que se manifiesta en la zona de las cervicales; los miedos, en la zona dorsal; las frustraciones, en la zona lumbar, y la ira, espasmos intestinales y en el recto"

Fuente:La vanguardia.es

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