Amaneciendo en la ruta.

No importa donde vayas, si tu conciencia no está ahí para vivir a través de ti. Cuanto más presente estés , cada amanecer será distinto, insólito y fugaz, como la luz que emerge entre las nubes y luego desaparece en la negrura del cielo. Disfruto de las rutas que nos llevan hacia algún lugar en donde el sol se levanta. No es necesario cruzar el océano. Tan sólo busca un camino, una calle por donde deslizarte, al ritmo de la velocidad. Velocidad que es también interna, junto al juego de los pensamientos, que viajan de un punto a otro de tu mente, sin interrupción. Reconoce, que al mirar a tu alrededor , todo pasa y se transforma. Fugaz es aquello que tocas con la mirada: un pájaro en vuelo, campos amarillos de girasoles sonriéndole al sol, semillas invisibles en la negrura de la tierra, nubes transformistas que anhelan el juego, de ser siempre distintas, una estación sin pasajeros, un hombre sentado junto al camino, el sueño sin prisa de un niño... Debo reconocer que el movimiento de u...