"Se nos han dado dos orejas , pero sólo una boca para que podamos oír más y hablar menos". Zenon de Elea Cuando escucho al otro ,desde mi ser abierto, puedo permitirme, alojarlo en un espacio neutral, en el que la voz del otro, resuene como un eco, en su propia caverna interna. El espacio de escucha terapéutica que entablo con mis alumnos, cuando me consultan, por su dolor físico, su dolor mental o espiritual,es ante todo ,un abrirme a que el otro, pueda desplegar lentamente , su sí mismo . Brindar la confianza necesaria, para que el vínculo se abra, a dimensiones cada más profundas.Respetar los tiempos y las zonas ,que quiera explorar, aquel que busca ,no es tarea sencilla. Somos buscadores ,que sin saberlo, debemos primero procurarnos ,el alimento en vuelo , hacia el mundo exterior, para descubrir , a veces en la madurez , que el viaje más necesario , es el que nos lleva hacia la búsqueda de sentido interior, que nadie puede otorgarnos, si nuestra Voz, no habla por sí mis