Nadar en contra de la corriente de nuestra mente mecánica..
Nadar en contra de la corriente es muy difícil. A cada instante ,debes preguntarte, si tu mente y tu corazón están creando un espacio hostil o amoroso ,para que tu ser se abra en la vida.
Ser ,es nadar en contra, de la corriente de los pensamientos automáticos.
Todo camino interior, plantea la observación atenta, del flujo de pensamientos automáticos, que tienen origen en nuestro inconmensurable inconsciente. La vigilancia de dichas turbulencias, que Patanjali, denomino ¨chitta vrittis¨, los torbellinos de la mente, deberán ser puestos a permanente resguardo y observación, dando paso a una mente más pura, ecuánime y cristalina, menos contaminada con respuestas emocionales reactivas, racionales en exceso y desprovistas de frescura y creatividad .
Un trabajo que nunca acaba y que por el contrario, se anquilosa , como el cuerpo que envejece volviéndose duro y acorazado. Así la mente sin Testigo, se convierte en un mensajero despiadado, de un inconsciente irascible y vengador, abúlico, crítico en exceso y desconfiado. Una mente que no responde a mi libertad individual, sino a las respuestas envejecidas de lo que he sido, y ya no volverá.
Adriana Paoletta
Ser ,es nadar en contra, de la corriente de los pensamientos automáticos.
Todo camino interior, plantea la observación atenta, del flujo de pensamientos automáticos, que tienen origen en nuestro inconmensurable inconsciente. La vigilancia de dichas turbulencias, que Patanjali, denomino ¨chitta vrittis¨, los torbellinos de la mente, deberán ser puestos a permanente resguardo y observación, dando paso a una mente más pura, ecuánime y cristalina, menos contaminada con respuestas emocionales reactivas, racionales en exceso y desprovistas de frescura y creatividad .
Un trabajo que nunca acaba y que por el contrario, se anquilosa , como el cuerpo que envejece volviéndose duro y acorazado. Así la mente sin Testigo, se convierte en un mensajero despiadado, de un inconsciente irascible y vengador, abúlico, crítico en exceso y desconfiado. Una mente que no responde a mi libertad individual, sino a las respuestas envejecidas de lo que he sido, y ya no volverá.
Adriana Paoletta
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