"El estrés nos convierte en esclavos de la reactividad"


La prisa marca el ritmo diario de millones de personas. Las horas del día parecen no ser suficientes para cumplir con nuestras obligaciones laborales y nuestras responsabilidades familiares. Vivimos inmersos en la cultura de la hipervelocidad, que avanza al son de una actividad frenética. Sin embargo, este estilo de vida pasa factura. De ahí que un tercio de los españoles padezca estrés, la denominada "enfermedad del siglo XXI" y una de las mayores causas de baja laboral en este país.

"El estrés nos lleva a la reactividad y a la precipitación, nos convierte en esclavos de la actividad y la ansiedad. Para combatirlo tenemos que aprender a gestionar de forma más eficiente nuestro tiempo y nuestros pensamientos", afirma Andrés Martín, biólogo de formación y experto en reducción del estrés mediante la técnica "mindfulness"(Conciencia plena). Autor de "Con rumbo propio" (Plataforma) y profesor del Máster en Desarrollo Personal y Liderazgo de la UB, Martín compagina la formación corporativa con la investigación.

¿Qué desencadena el estrés?
El estrés surge como respuesta física a un estímulo que percibimos como una amenaza o un peligro. Se trata de una reacción muy útil y necesaria para la supervivencia en un entorno natural, donde habitan todo tipo de depredadores. Nuestro corazón se acelera, bombeando sangre hacia las extremidades. Nuestro nivel de ansiedadaumenta y nuestra atención se multiplica, poniéndonos en tensión y preparándonos para huir o luchar. Sin embargo, esta respuesta carece de utilidad en un entorno donde no se ve amenazada nuestra integridad física. Es más, resulta exagerada, incómoda e ineficaz. Incluso puede convertirse en un grave impedimento…

Póngame un ejemplo…
Imagine que está en un tremendo atasco de tráfico. Lleva media hora parado en el coche, desesperado porque tiene una importantereunión en el trabajo. Los pensamientos empiezan a atormentarle, augurando una bronca monumental del "jefe". Su mente interpreta la realidad que está viviendo como una potencial amenaza, y la lógica y la razón quedan relegadas a un segundo plano. El estrés entra en escena, liberando una serie de hormonas que activan la hipertensión. Si la angustia que genera esta respuesta fisiológica no se canalizacorrectamente, puede desembocar, entre otras cosas, en un ataque de ansiedad. En la medida que interpretemos la realidad como una amenaza el estrés tomará el control, generando estados de agresividad y de depresión.

¿Cómo podemos combatir el estrés?
Aprendiendo a regular nuestras emociones y siendo más conscientes de nuestra percepción subjetiva de la realidad. El secreto está en darle a la vida un enfoque más centrado en el "ser" que en el "hacer", que nos lleva a una inercia de actividad febril. En la vorágine del día a día apenas dedicamos tiempo para estar con nosotros mismos. Tenemos que permitirnos descansar, darnos espacio para recuperarnos. En este proceso es fundamental trabajar la capacidad de estar conscientes en el momento presente, evitando la preocupación, la hipótesis negativa que desencadena el estrés.

¿En qué consiste el método "mindfulness" (conciencia plena)?
Es una técnica que nos lleva a mejorar los mecanismos de autoregulación emocional, mental y fisiológica mediante una serie de ejercicios entre los que se incluyen la meditación, el yoga y la comunicación consciente. Este método contribuye a desarrollar la capacidad que tiene una persona de recuperar el equilibrio tras una situación desestabilizadora. Fundamentalmente se basa en crear un espacio entre el estímulo que percibimos como una amenaza y la respuesta que damos. Se trata de aprender a "parar y ver" antes deactuar, y responder de forma eficiente en vez de actuar de manera reactiva e impulsiva. Cuando estamos conectados con el momento presente somos capaces de observar la realidad de forma más objetiva, lo que evita que nos proyectemos constantemente en elfuturo, fuente de incertidumbre y ansiedad.

¿De qué manera nuestra manera de comunicarnos afecta al estrés?
Cuando comunicamos transmitimos información y emociones, y éstas afectan directamente a nuestro interlocutor. Una persona estresada se define por su precipitación, urgencia y rapidez. Es irascible y fácilmente irritable, lo que por lo general provoca una respuesta negativa en los demás. Así empieza un círculo vicioso que se retroalimenta, ya que el estrés aumenta en un entorno que percibe como hostil. De ahí la importancia de hacernos conscientes de qué y cómo estamos comunicando, y de que la respuesta que recibimos es un reflejo de lo que nosotros transmitimos. Para lograr comunicarnos de forma efectiva tenemos que sacar la prisa de la ecuación, dedicar tiempo a aquello que es importante.

¿De qué manera podemos gestionar mejor nuestro tiempo?
Uno de los elementos claves es aprender a distinguir entre lo
urgentey lo importante. Lo urgente son aquellas tareas que tenemos que realizar en un corto espacio de tiempo, y lo importante son las tareas relacionadas con nuestras necesidades reales. Cuando nos centramos en lo urgente nos invade la prisa y nos olvidamos de lo importante, lo que termina por generarnos mucha insatisfacción. De ahí la necesidad de dedicar tiempo y espacio a reflexionar y planificar nuestra agenda de manera que atendamos nuestras responsabilidades profesionales sin perder de vista hacia dónde queremos ir. La mejor manera de gestionar nuestro tiempo es saber realmente qué queremos hacer con él. Y tú, ¿en qué lo quieres invertir?


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