¿Cuándo llega la contemplación? . Oración centrante.
El martes asistimos a la misa de sanación y práctica de oración centrante con el padre Elias Cavero ,en la Iglesia de la Paz, en Pinamar, para escuchar al Padre Elias Cavero. Un sacerdote, carismático , sanador, portador del don de la palabra.
Al entrar en la iglesia, sencilla e iluminada por las luces del atardecer, tres palomas , sobrevolaban los tirantes de madera de la nave ,sencilla y rústica. Como el espíritu etéreo, Dios hecho realidad , nos sobrevuela.
Su charla abre a la reflexión y al despertar del alimento, que es Dios ,en nosotros.
La oración contemplativa ,es en verdad ,sanación del cuerpo, la mente y el alma.
Les comparto esta interesante entrevista con el Padre Thomas Keating, que nos introduce en la contemplación y la oración centrante.
¿Cuándo llega la contemplación?
El Otro, ¿es Dios?
Al entrar en la iglesia, sencilla e iluminada por las luces del atardecer, tres palomas , sobrevolaban los tirantes de madera de la nave ,sencilla y rústica. Como el espíritu etéreo, Dios hecho realidad , nos sobrevuela.
Su charla abre a la reflexión y al despertar del alimento, que es Dios ,en nosotros.
La oración contemplativa ,es en verdad ,sanación del cuerpo, la mente y el alma.
Les comparto esta interesante entrevista con el Padre Thomas Keating, que nos introduce en la contemplación y la oración centrante.
¿Cuándo llega la contemplación?
Llega secretamente, o a veces abiertamente; eso depende de la gracia de Dios y del plan que Él tenga para nosotros. Lo primero que Dios hace en nuestro “cuarto interior” es confirmar nuestra bondad básica como imagen de Dios, tal como dicen las Escrituras; y entonces, Él empieza a sanar las heridas emocionales de toda nuestra vida. Los desechos emocionales no digeridos son evacuados durante el período de oración al experimentar los pensamientos que habíamos reprimido durante la infancia, porque nos resultaba doloroso encararlos. Todo lo que se necesita es volver a sentir el problema y dejarlo pasar sin intentar deshacerse de él, sino reconociéndolo, y dejar que la experiencia sea procesada.
¿Diríamos entonces que con la disciplina diaria y la apertura interior a esa presencia divina podríamos llegar a la contemplación donde reside el yo verdadero, uno con Dios?
Sí, pero no permanentemente, porque aún experimentamos las vicisitudes de la vida; pero nuestra actitud hacia esas vicisitudes cambia, y dejan de causar sufrimiento para convertirse en dolor. Y el dolor es algo que uno puede controlar. El sufrimiento es demasiado íntimo para controlarlo, a menos que uno haya llegado a un nivel más profundo de comunicación con Dios, y de que uno sea capaz de reposar incluso en medio de grandes tragedias, desastres o sufrimientos.
Usted ha dicho que toda palabra, o pensamiento que tenemos o que expresamos, afecta al mundo entero.
¿Podría explicar esto?
Eso es lo que dicen los físicos. Se trata de energía.
¿Y qué sucede cuando la energía que prima es negativa?
Daña al universo. La acumulación de energía negativa es lo que probablemente conduce a la violencia, a las guerras y al odio.
Padre Keating, ¿qué es la sabiduría para usted?
La sabiduría es saber a través de la experiencia; su cumbre es conocer, saber, convirtiéndonos en el Otro.
El Otro, ¿es Dios?
Significa Dios. No en el sentido literal de ser Dios, sino en el de participar de la Sabiduría de Dios, que consiste en la visión que Él tiene de la realidad. Pienso que hemos llegado a un momento en que Dios, en un acto de infinita misericordia, nos está ayudando a encontrar más recursos para alcanzar paz y ser capaces de ayudar a la gente a sobrellevar sus tragedias.
¿Qué lugar tiene el pecado en todo esto?
El pecado personal es optar por nuestro proyecto de felicidad basado en necesidades instintivas, como la seguridad, el poder, el afecto y la estima, y dispuesto a pisotear los derechos y las necesidades de los demás –y hasta nuestro propio bien verdadero– con tal de conseguir lo que queremos, o de escapar de lo que no queremos. De este modo, y a causa de la fragilidad de la condición humana y a la influencia de todo lo que ha sido reprimido en el inconsciente, el grado de responsabilidad o de libertad es mínimo en algunas personas, debido al daño que recibieron en su primera infancia, daño cuyo verdadero alcance sólo Dios puede juzgarlo.
Y el pecado colectivo que vemos, lo integran personas más o menos involucradas en el pecado personal.
Pero sólo Dios puede juzgar… Eso es importante, no debemos de olvidarlo jamás.
Es por eso que no podemos juzgar a los demás, porque no conocemos su historia personal, y el daño que puedan haber recibido en la fase inicial de su vida. Por ejemplo, hay personas que se han visto completamente desprovistas de afecto debido a la ausencia de sus padres, familias rotas por completo.
Y estas personas no son capaces de manifestar sensibilidad, o de llevar vidas sociales normales. No experimentan una reacción emocional ante la violencia contra otros. Si conociéramos su historia, sabríamos por qué.
Usted tiene 80 años, posee una vitalidad increíble, y está profundamente implicado en el diálogo interreligioso. Admirable.
Sí, ando en muchas cosas, que en realidad son una sola. Además del diálogo interreligioso, estoy implicado en el diálogo intermonástico con el budismo, el hinduismo. Sigo el desarrollo de nuevos recursos y evalúo nuevos programas para responder a nuevas necesidades.
Pero el trabajo principal sigue siendo propagar la Oración Centrante , por eso viajo tanto. Espero dar conferencias algún día sobre sanación holística, porque la profesión médica está empezando a reconocer la necesidad de la dimensión espiritual de la oración, una vez más. Los médicos reconocen que la gente puede curarse mediante la meditación y la oración, y no sólo mediante compuestos químicos.
Es la “terapia divina” que todos buscamos.
Sí, terapia divina, porque no es sólo una relación, una amistad con Dios que nos transforma para bien; es una relación médica también. La oración contemplativa es en verdad la sanación del cuerpo, de la mente y del espíritu.
Ken Wilber y Thomas Keating.
Ken Wilber y Thomas Keating.
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