Yoga y psicoterapia, juntas contra el estrés y la ansiedad


Rishi siempre se burlaba de su esposa. Lo que ella contaba acerca de la filosofía y técnica del yoga a él le parecía ridículo e inconcebible. Es que, como psiquiatra y defensor de lo científico, las "habladurías" de su señora no eran más que abstracciones.

Pero su funesta visión del yoga cambió en 1968, cuando, casi obligado por su esposa, conoció al gurú Swami Satyananda, fundador de la práctica yóguica que lleva su nombre. "Algo así les cambia la vida a las personas", dice con convicción, en su paso por Buenos Aires, el psiquiatra australiano Brian Ferguson Thomson, más conocido como Rishi Vivekananda.

Sentado en el jardín de una espléndida casa del barrio de Palermo Viejo, Rishi, con camisa naranja estridente, diserta apasionadamente sobre la sinergia entre la psiquiatría, profesión que desempeñó durante casi 45 años en su Australia natal, y el satyananda yoga, técnica que, como él mismo explica, integra el aspecto físico, energético, mental y emocional.

"Siempre he visto el yoga como una ciencia, porque sus actitudes y sus resultados son observables, tangibles. He investigado en la pisquiatría y en la medicina, y he observado que el estrés y los trastornos de ansiedad responden muy bien al yoga, a la meditación, a los mantras y a la respiración", dice.

Rishi comenzó a derivar a sus pacientes, especialmente a los que sufrían de ansiedad, a clases de yoga. "Les comentaba que sabía de una técnica que los podía ayudar, pero tardaba un rato en mencionarles que se trababa de yoga", relata con picardía.

En la Argentina, la inclusión del yoga dentro del campo de la psicoterapia no es una práctica muy difundida, aunque algunos psicoterapeutas han sumado algunos de sus ejercicios a sus sesiones.

El experto aclara, no obstante, que para cuadros más graves, como la depresión, el trastorno bipolar o la esquizofrenia, las técnicas yóguicas sólo las recomienda una vez que el paciente se ha estabilizado, y esto se consigue únicamente con medicación.

El yoga, a su modo de ver, le aporta mucho a la psiquiatría, porque dice que sus prácticas se pueden desarrollar en cualquier momento y sin necesidad de un maestro. Y agrega que ayuda tanto al cuerpo como a la mente. Para el psiquiatra, el yoga no se trata de una terapia, sino de una actividad que hace evolucionar todos los aspectos de la persona, "que ayuda a crecer".

Rishi comenzó a aplicar las técnicas del yoga en los años 70, luego de una larga estadía en la India. Allí, siempre de la mano de Swami Satyananda, con quien se reencontró después de casi 5 años, ayudó a formar maestros para el Bihar School of Yoga, una institución caritativa y educativa que apunta a impartir los conocimientos de esta técnica por el mundo.

Mientras se dedicaba a la formación de profesores, Rishi seguía profundizando en sus propias prácticas. Siempre alentado por el gurú, recorrió infinidad de lugares y conoció a cientos de personas que, como relata, lo hospedaban en sus casas y después lo despositaban en algún tren rumbo a un nuevo destino. "Swami me dio unas rupias y me dejó a la buena de Dios", recuerda entre risas.

Y así, tras las experiencia adquiridas y los conocimientos aprendidos durante esos meses, que no estuvieron exentos de dificultades, rememora, decidió incorporar el yoga en los tratamientos psicológicos de sus pacientes y viajar por el mundo para difundir sus prácticas.

El inicio de sus giras

La primera travesía lo llevó a Colombia. Lo invitó un monje jesuita que conoció en la India, que luego de escuchar las creencias y enseñanzas del satyanada yoga de boca de Rishi quedó cautivado. "Le dije que el yoga era un sistema mediante el cual desarrollamos nuestro potencial al máximo para poder contribuir mejor a la sociedad. El me respondió que esas eran exactamente sus creencias." Y así fue como empezaron sus giras por el mundo.

Antes de aterrizar en Buenos Aires, estuvo en Colombia, donde entró en contacto con muchos profesionales de la salud, que, como él, han fundido el yoga y la medicina. Del satyananda yoga, Rishi destaca su sencillez, porque se empieza con posturas muy simples que permiten un rápido aprendizaje de las prácticas de meditación.

"Todo el mundo quiere desarrollar al máximo sus capacidades, pero muchos no saben cómo hacerlo. Sin embargo, con un sistema de yoga integrativo, todos pueden lograr estos objetivos", afirma. Y concluye: "Llevo más de 40 años en esto, y he visto muchas personas crecer y embellecer".

Paloma Gil Estrada VIA DIARIO LANACION

Comentarios

Mirta Pagola ha dicho que…
Ya lo creo que son complementarios, tanto para los pacientes como para los terapeutas.
He visto la magnífica evolución de pacientes con llamadas "enfermedades crónicas", y la maravilla de ver pacientes con Enfisema, que casi no tienen aire para caminar, hacer clases de una hora y media de Yoga y salir rebosantes de aire y alegría.
Gracias Adriana.
Un fuerte abrazo de luz, Mirta
Kym ha dicho que…
Si la clase se ace bien, fortaleces el cuerpo a través del cuerpo cansas la mente te centras en todo lo positivo que tienes en tu vida... Gracias Adriana por tu blog!
maria eugenia ha dicho que…
Adriana,por qué el yoga no puede emplearse en pacientes con depresión?.

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