Anahata, el poder del Amor.
Chakra Anahata.
• Está situado en la región del corazón, simbolizado por el elemento aire.
.
• Después de haber atravesado el fuego de la
pasión (tercer chakra) se descubre el ámbito impersonal en el que finaliza la
lucha de poder y la emoción desbocada.
• En este nivel nos identificamos con las sutiles
energías del aire, el viento o la respiración como signos del cuerpo sutil.
• Comenzamos a reflexionar sobre la naturaleza
del deseo y sobre la futilidad de la competencia y de la búsqueda incesante de
placer y de poder, una búsqueda que nos lleva inevitablemente al sufrimiento.
En este nivel la rivalidad deja paso a la cooperación. Por primera vez
experimentamos la naturaleza divina del self , claramente diferente del ego
heroico que viajó a través de los tres primeros chakras.
• Según Wilber aquí desarrollamos la conciencia
del centauro, la integración entre el cuerpo y la mente en la unidad del
organismo.
• Su conocimiento es holístico.
• Podemos aceptar la muerte del ego en forma
simbólica, abriéndonos a una realidad más abarcante. El arco interno del
desarrollo comienza en este chakra, cuando la pasión adecuadamente guiada se
transforma en valores superiores.
• En el arco interno, el self transpersonal
despierta y descubre la naturaleza búdica, la conciencia de Cristo o el Atman.
• Los objetivos personales, mundanos o
espirituales, son reemplazados por la entrega voluntaria a lo divino. Se intuye
la unidad de todos los seres y tiene lugar una transmutación de valores
que nos orientan hacia la compasión y el servicio desinteresado.
• La gratificación personal tiene menos
importancia y se piensa en la familia, la comunidad o la humanidad como un
todo.
• En este nivel desaparece la búsqueda de amor
como satisfacción personal y nos volvemos más sensibles a las necesidades de
los otros dedicándonos a actividades como el sacerdocio, el magisterio o la
sanación.
• En el corazón se hace visible el purusha, el
testigo compasivo de todo lo existente. Este es el primer contacto con un ser
diferente a nuestro ego, y que tiene una existencia completamente psíquica. En
el misticismo tibetano, el centro del corazón es el órgano de la mente
intuitiva y de la compasión que todo lo penetra.
• Uno de los poderes atribuidos a este nivel es
la invisibilidad. Uno debe haber trascendido la necesidad de ser tenido en
cuenta y de ser el centro de la atención.
• Otro poder es el de ponernos en el lugar del
otro. De adoptar el punto de vista ajeno, de caminar un kilómetro en sus
zapatos. Para ser un buen terapeuta corporal es necesario haber desarrollado
esta cualidad volviéndose invisible ante sus alumnos o pacientes prestándoles
plena atención, de estar presente como si se tratara de la abertura a través de
la cual se pueda manifestar el Absoluto, debe ser capaz de penetrar
profundamente en la experiencia de su alumno y de conocerlo desde el interior.
Debe tratar de conocer el mundo del otro como si se tratara del suyo propio.
• En su ascenso la conciencia transforma los
elementos más groseros en sutiles, de la tierra, al agua, del fuego, al aire y
finalmente al éter, símbolos estos de la tradición india y medieval de los
alquimistas. Según Jung, entre el tercer y el cuarto chakra cruzamos el umbral
que separa las cosas tangibles y visibles de las invisibles e intangibles. Aire
y éter, el sentimiento y el pensamiento se convierten en el centro del interés.
En muchas culturas el alma o psique se vincula a la respiración vital. La
respiración nos vincula entre nuestro corazón y nuestra mente.
Adriana Paoletta
Escuela Taitoku. Diplomaturas en Yoga avaladas por Codesama, Secretaria de Deporte y Salud, Asociación Médica Argentina.
Material de estudio Diplomatura en Ashtanga Yoga Terapéutico y Diplomatura en Yoga Terapéutico para NiÑos.
consultas@taitoku.com.ar
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