El sabor de la liberación

La práctica espiritual nunca puede ser satisfecha mediante la imitación de una forma externa de perfección. Esto sólo nos conduce a una “pose espiritual”. .Aunque podamos vernos inspirados auténticamente por los ejemplos de tradiciones y maestros sabios, su inspiración puede crearnos problemas. Deseamos imitarlos, en lugar de ser honestos y auténticos con nosotros mismos. De un modo consciente e inconsciente, intentamos caminar como ellos, hablar como ellos, actuar como ellos. Cuando nos comparamos con las imágenes de maestros iluminados, como Buda, Jesús, Gandhi o la Madre Teresa, tenemos muchos problemas en nuestra vida espiritual. Nuestro corazón, por naturaleza, anhela la plenitud, la belleza y la perfección, pero cuando intentamos actuar como estos grandes maestros nos imponemos a nosotros mismos su imagen de perfección. Lo que puede ser muy desalentador, puesto que no somos ellos.

La práctica espiritual puede experimentarse como si nos condujera en direcciones opuestas. A medida que despertamos, tenemos la tendencia a ver claramente nuestras faltas y temores, nuestras limitaciones y egoísmos. También surgen dudas acerca de si estamos en la vía correcta ya que, nos enfrentamos a nuestras propias limitaciones que nos llevan, en muchos casos a buscar atajos. En el marco de nuestro desaliento inicial, podemos echar la culpa a la práctica misma, a nuestro maestro o a la comunidad que nos rodea. Es lo que Buda nos advertía “Lo que causa vuestro sufrimiento es buscar la perfección fuera de vosotros”. El mundo de los fenómenos cambiantes cuyos ciclos denominaba el eterno Samsara, por naturaleza, frustra cualquier imagen de perfección que podamos crearnos. Incluso el momento o la cosa más perfecta cambiarán al instante siguiente. No es la perfección lo que debemos buscar sino la libertad de corazón. En palabras de Buda Del mismo modo que las aguas de los cuatro grandes océanos tienen un único sabor, el sabor de la sal, las verdaderas enseñanzas tienen un solo sabor, el sabor de la liberación”. El Mundo no debe ser perfecto según nuestras ideas. Hemos tratado de cambiar al Mundo durante mucho tiempo, pero la liberación no se obtiene cambiándolo, sino perfeccionándonos a nosotros mismos .

Adriana Paoletta

Basado en las enseñanzas de Jack Kornfield

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