La belleza del alma según San Agustín




¡Tarde te amé, belleza tan antigua y tan nueva, 

tarde te amé!
 El caso es que tú estabas dentro de mí y yo fuera.
 Y fuera te andaba buscando y, como un engendro de fealdad, me abalanzaba sobre la belleza de tus criaturas.

 Tú estabas conmigo, pero yo no estaba contigo.



San Agustin.

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