Regular el tono corporal



Uno de los objetivos primordiales de la eutonía es que el hombre llegue a su propia esencia, oculta por los hábitos y las exigencias del medio, recobrando la adaptabilidad de su tono muscular y devolviendo la flexibilidad perdida por efecto de fijaciones producidas en la infancia (lo cual arrastra, entre otros hitos, a una normalización del esquema corporal), hasta encontrarnos con el estado máximo de libertad que nuestra realidad biopsicosocial permite.



La actitud del profesional debe ser personal, equilibrada, observadora, receptiva y atenta, mostrando una neutralidad que respete íntegramente la personalidad del alumno. Para ser terapeuta es indispensable aprender primero a vivir la eutonía en el propio cuerpo. Desarrollar en el alumno la capacidad de observar, sin prejuicios, las reacciones que se producen en el propio cuerpo.
Pero sería un error pensar que el alumno no es el eje principal del trabajo: es él el constructor de su propio desarrollo y para ello precisa de una capacidad de observación profunda, consciente, neutral y la capacidad de buscar sin impacientarse por la llegada de un resultado concreto fijado de antemano. Él ha de ser quien recobre el equilibrio a partir de la práctica integrada en los movimientos (y la progresiva normalización, regulación e igualación del tono). Gerda Alexander

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