Amado padre inconsciente.
Mi comunicación con el mundo inconsciente fue desde niña muy fluída. Solía pintar mis sueños, aún las más feroces de las pesadillas ,en forma casi instantánea al despertar. Escribía sin mediar la razón. Esa escritura autómatica, como recomendaban los surrealistas, influídos por el auge del psicoanálisis, fue volviéndose parte de mi piel y de mis actos. Claro que aún, no conocía el mundo de las letras. Sólo buceaba, con mi brújula interna, deseando entender, parte de mi mente, que poseía vida propia ,al soñar profusamente ,con mundos que desconocía y que luego buscaba ,en mi realidad más racional y cotidiana.
Todo lo escribía, lo dibujaba, lo pesquisaba en mi diario, ya que era dífícil transmitir estas vivencias , de seres heroicos surcando mares bravíos, escalando peñascos que no conducían a ninguna parte, partos de madres en la selva, cuerpos que cobraban vida ,en personajes de leyenda, buscando, siempre la salida hacia una nueva historia, una aventura surreal, que continuaba ,sin saberlo, al abrir los ojos.
También invité a mi hermana a formar parte de ese mundo artístico,en el que todos los demonios y los ángeles, podían darse la mano y danzar.
Con mi hermano jugabamos a la pelota, a las escondidas, a ser fuertes en la calle, recorriendo a velocidad en bicicleta, los más remotos parajes o remontando las olas, más allá de los murallones de Mar del Plata.
Siempre me sentí una heroína, en medio de un cuento de hadas y si tengo que definirlo y describirme, una mujer de vestido rojo, caballo veloz y espada en mano, un libro sagrado en sus alforjas y la bravura rebelde de un ser liviano y apasionado, movido únicamente por sus sueños.
Y aún hoy,si miro, al cruzar el puente de mi madurez, me veo a mí misma siendo una soñadora rebelde, nacida de un rey y una reina, que me enseñaron a buscar la justicia, el amor, el saber, la verdad, lo divino y el calor de del hogar.
Ayer ,mientras soñaba despierta, en una visualización, me vi cruzando ese puente con mi amado y mis hijos, convertidos en caballeros.
Un beso , coronó en mis labios, y los ojos claros de mi amado, se hicieron mar , para que viajara en ellos.
Nuestros hijos, reían a un lado, contemplando el puente que los había traído hasta aquí. Ya había atardecido y sus risas ,hacían volar ,a los pájaros, hacia sus nidos.
¿Sabrán ellos , que son fruto de un sueño?.
A todos los padres del universo, feliz día!
Adriana Paoletta
Obra :Marc Chagall
Inspirada por el viaje transpersonal de Virginia Modarelli.
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