La meditación es un puente hacia uno mismo
Entrevista al maestro budista tibetano Chögyal Namkhai Norbu
Las prácticas de meditación y yoga han multiplicado su presencia en la literatura científica. Investigadores de diversos ángulos del campo de la salud indagaron su eficacia como herramientas terapéuticas alternativas para combatir enfermedades orgánicas y psicológicas.
Apenas algunos ejemplos recientes: un equipo de la Universidad de Texas, en Estados Unidos, reconoció el poder de las terapias "psicocorporales" –entre las que incluyen la meditación y las técnicas de relajación– frente a "uno de los más usuales y enigmáticos problemas que deben enfrentar los médicos de familia: la cefalea".
En las conclusiones del estudio, publicado en la revista American Family Physician, los autores admiten que estas prácticas reducen significativamente los síntomas de la migraña, la tensión y la cefalea.
Otro grupo de investigadores de la Universidad de California indagó el valor de la meditación para controlar otro cuadro clínico problemático: el déficit de atención e hiperactividad, conocido como ADHD por sus siglas en inglés. Luego de ocho semanas de práctica, la mayoría de los participantes adultos y adolescentes estudiados habían reducido los síntomas de su enfermedad, según fue publicado en el Journal of Attention Disorders.
Aunque no todas son certezas para los promotores de la meditación: otro equipo de la Universidad de Alberta, también en Estados Unidos, se concentró en revisar 813 estudios científicos que habían indagado su eficacia para combatir la hipertensión, las enfermedades cardiovasculares, el estrés y la ansiedad. Si bien reconocen que los resultados de numerosos estudios demuestran efectos positivos de la meditación en personas sanas, reducción de la tensión arterial, control del estrés y disminución de la ansiedad, los autores critican la falta de rigurosidad en la metodología científica empleada en una importante proporción de investigaciones.
La crítica es metodológica, pero no deja de reconocer los beneficios de las prácticas que se engloban en la categoría de terapias alternativas, especialmente la meditación, cuya realidad no siempre puede visualizarse bajo el microscopio.
La práctica de la meditación tiene características particulares, según la visión de cada una de las múltiples escuelas que la promueven. Hay quienes buscan un estado mental de ausencia de pensamientos; otros parten de la concentración en objetos exteriores o en la respiración, pero una de las metas centrales es alcanzar una calma interior que excede el nivel físico.
"Es importante superar la suposición de que todos los problemas físicos son solamente físicos y comprender que un desorden energético puede afectar la dimensión física del individuo", se posiciona Chögyal Namkhai Norbu, un lama budista docente del Instituto Universitario Oriental de Nápoles, de visita en Córdoba, donde reside una de sus comunidades.
Con una presencia imponente y distante, Rinpoche (maestro), como lo llaman sus seguidores, reafirma en términos sencillos: "En nuestros días, cuando alguien dice que una enfermedad es incurable significa que no sabemos cómo intervenir sobre la energía, pero resalta que no solamente la energía física circula por nuestro cuerpo".
En su libro Enseñanzas sobre Yantra Yoga, despliega: "Si uno tiene un problema intestinal, con la ciencia y la avanzada tecnología de hoy los médicos abren el abdomen, cortan algunos pedazos y lo cierran otra vez. Esto es llamado el nivel físico. Pero desafortunadamente no sabemos cómo cortar la energía o cómo coserla otra vez; sin embargo, es posible controlarla y armonizarla", tranquiliza. ¿Cómo?
La escalera hacia la integraciónLos caminos son múltiples, pero el yantra yoga, la meditación y la contemplación son tres pilares que en forma escalonada van conduciendo a la "verdadera naturaleza de la mente", según la terminología del Dzogchen, una de las principales escuelas espirituales tibetanas de las que Chögyal Namkhai Norbu es un reconocido maestro.
Propone un sistema de conocimiento interno que ayuda a relajar la mente, equilibrar la energía e integrar las cambiantes circunstancias de la vida diaria. Su concepto del ser humano es integrador, es decir que entiende la existencia como la combinación de los tres niveles: cuerpo, mente y energía, que son absolutamente interdependientes, pero que además se combinan con la energía exterior y las circunstancias de la vida diaria del mundo.
Esta unión de los distintos niveles de la existencia conduce a un estado de equilibrio psicofísico y paz espiritual que no es muy distinto de asumir la definición de salud dada nada menos que por la Constitución de la Organización Mundial de la Salud: estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades.
Uno de los ejes es el yantra (que en tibetano significa movimiento) yoga, una práctica de origen tibetano que "si bien se enmarca dentro de un camino espiritual, es una herramienta para armonizar la energía", como explica el instructor Fabio Andrico. La respiración es una de las puertas de entrada para alcanzar esta armonía: cada emoción va acompañada de una forma de respiración, y actuando sobre ella se pueden modificar las emociones.
Los movimientos, a su vez, son vehículos para cambiar la respiración y a través de ella controlar la energía. "Con la energía coordinada la mente consigue un estado de calma completamente natural", agrega Marisa Alonso, otra instructora de yantra yoga instalada en la comunidad cordobesa, denominada Tashigar Sur.
La meditación es "el único sistema para relajar la mente", según las palabras del maestro tibetano, quien recurre a una alegoría para desplegar sus coordenadas: "Somos como un recipiente lleno de agua hirviendo sobre una llama.
Si agrego un poco de agua fría, el agua ya no hierve y deja de derramarse. Es decir que me calmé, pero esto no significa que voy a permanecer calmo. Si surge alguna circunstancia problemática puede manifestarse un aspecto negativo. ¿Qué tengo que hacer entonces?".
"Tenemos que hacer otra vez algún tipo de respiración para relajarnos y calmarnos. Esto es igual a añadir nuevamente agua fría al recipiente que hierve. Pero si en lugar de eso ajustamos la llama bajo el recipiente, no será necesario agregar agua fría. De hecho, si añadimos agua fría una y otra vez en algún momento el recipiente se llenará y ya no podremos agregarle más. Entonces debemos ajustar la llama, que significa actuar sobre la base, es decir, precisamente a nivel de la mente. Eso significa meditar."
La contemplación no es sino un escalón más en la escalera hacia uno mismo: "Cuando el fuego ya no está más, la leche ya no puede hervir. Este nivel es la contemplación". Según las enseñanzas del Dzogchen, alcanzar este estado es encontrar la perfección de uno mismo, que en un sentido es dejar de buscar una lámpara externa que ilumine y encender la propia lámpara interna.
"Si uno quiere estar en paz tiene que estar bien con el cuerpo, la energía y la mente", sintetiza Chögyal Namkhai Norbu. "Pero para alcanzarlo tiene que ir gradualmente, no es que uno piensa «quiero encontrar la paz» y la encuentra."
El camino es largo, y tanto el esfuerzo como el compromiso individuales son irrenunciables. La propuesta no es subir a la montaña y sentarse en posición Buda a contemplar un paisaje calmo, sino alcanzar la propia naturaleza instalada en el nudo mismo de la existencia.El control de la mente, de la energía y del cuerpo es un viaje hacia uno mismo, que no sólo rescata la propia naturaleza, sino que también la integra al mundo. Yantra yoga, meditación, contemplación de frente al mundo: prácticas de raíz oriental que se inscriben dentro de un concepto de salud universal.
Tesy de Biase
Publicado en el Diario La Nación
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