Raimon Pannikar,entre Oriente y Occidente

‘ La religión no es un experimento sino una experiencia de vida,a través de la cual se forma parte de la aventura cósmica’

Raimon Panikkar


Raimon Panikkar destila serenidad y goce de vivir. Desde que comencé a leer sus escritos, hará ya quince años, nunca ha dejado de fascinarme la vitalidad con la que este sacerdote no al servicio de Roma desarrolla su labor de ecumenismo, de buscar lo que nos une…

El curriculum vitae de Raimon Panikker es francamente abrumador tanto por lo amplio, como por lo variado de su experiencia vital: estamos hablando de un doctor en Química y Filosofía que fue miembro del Opus Dei hasta la década de los 60, sacerdote católico perteneciente a la diócesis de Benarés, profesor de la Universidad de Harvard durante 20 años y de la Universidad de Santa Bárbara, en California, durante ocho años más.

Volvió a España hace unos años y ahora vive en el pirineo catalán, en Tavertet, donde continua desarrollando su labor de integración entre el hinduismo, el budismo y cristianismo.

De su obra destaca sobre todo la agudeza y serenidad con la que, desde una erudición avasalladora, defiende que ‘ la fe no tiene objeto‘ : es decir, la espiritualidad está más allá de las ‘ religiones’ establecidas, como una ola que las envuelve y, al mismo tiempo, las supera.

Hay un detalle de la entrevista que os presento que realmente muestra cual es la actitud de este hombre sabio. Su emoción ante el salmo latino que proclama que ‘ somos únicos’ es una seña de identidad de una vida al servicio de sus ideales, de los más elevados que puede haber: los de la búsqueda de la unión de todos los seres humanos, tanto desde lo que nos une, como desde lo que nos divide.

Os dejo con sus palabras en esta entrevista que se le realizó en La Contra de La Vanguardia el 17 de Junio de 2008.

Obra completa: ¿no es un oxímoron?

Lo es. Además, yo sigo todavía vivo…

Doy fe.

He pasado 80 años escribiendo y lo dejo ahí todo como un testimonio…

Sé que más que escribir, reescribe…

Hasta 27 veces reescribí De la mística…

… Y que jamás lee en público.

No hay que preparar el discurso, sino al orador. Yo no preparo los textos para leerlos en público, sino que me preparo a mí mismo en cada momento de mi vida para ser capaz de hablar.

Y sus silencios también se escuchan.

El silencio forja el sentido. Y lo estamos abandonando a cambio de una superficialidad banal e insulsa. Ruido a todas horas en todas partes para no tener que pensar.

No todos podemos ser monjes…

¡Todos estamos llamados a la meditación! ¡Todos la necesitamos! También todos necesitamos la soledad y el silencio tanto como la sociedad y las palabras.

… Ni políticos.

Ese es el grave error de nuestro tiempo: dejar la mística y la política a los profesionales. La vida espiritual y la vida política no son oficios, son dimensiones irrenunciables de cada uno de nosotros.

Que exigen esfuerzo: más cómodo delegarlas y luego quejarse de los delegados.

Todos estamos llamados a realizarnos en ellas. Sólo si somos todos políticos y monjes podremos realizarnos plenamente como personas. Si no, somos incompletos.

Vida completa: ¿otra contradicción?

Sobre lo que usted pregunta, la duración y el fin de la vida, me he inventado una palabrita, tempiternitat, que no es un tiempo ni largo ni corto, sino único…

No podemos decidir la duración, pero sí la intensidad de nuestras vidas.

La intensidad es parte de la singularidad. Somos singulares. Somos únicos… Miserere Domine, apiádate, Señor, porque ego sum pauper, soy pobre… ¡Et unicuus! Y único, dice el salmo latino. … ¡Unicuus! Esta singularidad… Perdone… Perdone… Que me emocione…

Es emocionante.

¡Cada uno de nosotros es único!



Si alguien le dice que usted le gusta porque le recuerda a alguien, es que no le ama: cada uno de nosotros es único e irrepetible. Pero esa singularidad sólo podemos vivirla si renunciamos al pasado, que es sólo un recuerdo, y al futuro, que es sólo una ilusión, y vivimos en el presente tempiterno.

Usted ha vivido y ha creído: ha sido sacerdote del Opus Dei en Roma, budista e hinduísta en la India…

La fe no tiene objeto. La fe no tiene complemento.

Y ha vivido ¿cuántos años… ?

Seis mil años al menos. Yo no soy individualista: deploro el individualismo egotista que nos impele a encerrarnos en nosotros mismos y nuestras circunstancias; yo he vivido también en esos hombres que vivieron seis mil años antes que nosotros y me siento igualmente responsable de sus vidas…

… ¿Y de sus crímenes?

Sí, también soy responsable de sus crímenes y culpas y sé que puedo lavarlos viviendo rectamente. Vivo cada momento convencido de que la vida es un don único como yo… ¡Qué alegría ser consciente de eso!

¿Usted lo es desde niño?

Mi padre era hindú y mi madre catalana.

Hoy ya no es una mezcla tan exótica.

La inmigración tiene un peligro, el de banalizar su cultura y la nuestra en una amalgama insulsa; de nuevo la superficialidad nos amenaza, pero la mezcla es también una oportunidad de profunda comunión; la de asimilarlos a ellos… ¡Y asimilarnos a ellos!

Sin mezcla, no hay fecundidad.

Por eso necesitamos asimilarlos a ellos y asimilarnos a ellos: ninguna cultura que se encierra en sí misma sobrevive.

¿Sigue siendo usted sacerdote?

Sí, celebro misa. Dependo de la diócesis de Varanasi (Benarés). Soy sacerdote, pero no un funcionario vaticano, aunque en comunión con Roma. Y, en la cadena del saber que formaron mis maestros hasta mí, distingo a Jesús pero no separo a Jesús de Cristo.

¿Y sus alumnos?

Soy alumno: me doctoré en Química y en Filosofía y después seguí siendo alumno con mis alumnos en la Divinity School de Harvard, en la Universidad de California…

¿Por qué volvió de América?

¡Cómo cuidan a sus profesores allí! Trabajé y enseñé y aprendí mucho y bien en América, y me sentí querido y estimulado…

Cincuenta libros: miles de artículos.

Y la palabra: ¡cuántos amigos en cada clase!

Pero volvió.

Hubo un momento en que era feliz allí en el campus, en una casa magnífica, profesor, todo cuanto se pueda desear, unas bibliotecas inacabables y mucho cariño… Pero sentí que mi sitio estaba aquí, Tavertet, entre estos muros y montañas… ¿Escucha qué silencio?

¿Recuerda a algún alumno en especial?

Hoy me han escrito varios alumnos de California. ¡Cuánto cariño en sus palabras!

Regálenos algún pensamiento de los Veda que tradujo del sánscrito (Fragmenta)

La muerte no muere y por lo tanto en la muerte misma está la inmortalidad.

Via:el blogalternativo

Comentarios

wwarmup ha dicho que…
beginners yoga

great post keep it up
Ana di Zacco ha dicho que…
Descanse en paz este gran místico.

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