La pinza, el saltamontes, el triángulo invertido o el columpio son posturas que se pueden adoptar cuando lo practicamos. Es una técnica relajante, buena para el organismo, y que se practica desde hace más de diez mil años. Estamos hablando del yoga. Ramiro Calle, 'padre' de esta técnica en España, nos lo ofrece 'contado con Sencillez' en su nuevo libro. Lo ha presentado entre posturas, relajaciones y respiración. Toda una experiencia. 'El yoga contado con sencillez' es el título de este compendio para principiantes y curiosos del arte de vivir mejor.
La primera parte prepara el terreno explicando la procedencia, las utilidades y las técnicas de esta "ciencia integral de la salud".
Ante un grupo de periodistas, que extendidos en la moqueta intentaban seguir las posturas del flexible Calle, éste ha explicado que "no es doctrina, no es religión. El yoga no se mueve por creencias sino por experiencias" . Por eso la segunda parte del libro trata la práctica, que es el núcleo central del yoga. Según un proverbio yogui "Vale más un grano de práctica que toneladas de teoría".
Aunque parezca difícil, el experto y profesor de yoga asegura que no lo es: una alfombra o manta doblada, concentración y constancia son suficientes para superar el estrés, agilizar el cuerpo e incluso amortiguar los efectos de enfermedades psico-somáticas.
Hay hasta 12 clases de yoga aunque principalmente podemos distinguir el somático o físico y el mental. El primero influye en nuestra salud mejorando la circulación o los transtornos de espalda. El mental, en el que no se ejercita el cuerpo en absoluto, influye sobre nuestra conducta evitando el estrés, la ansiedad o la depresión. En definitiva, el yoga en cualquiera de sus modalidades da lugar a "un mejoramiento y evolución del ser humano" proporcionándole "equilibrio y armonía".
Muchos pueden pensar que es una nueva moda dentro del marco de la admiración por lo oriental que parecen experimentar los occidentales, (sobre todo en los ambientes más 'chic'). Pero el escritor opina que simplemente "en esta era de ansiedad, competitiva y cruel necesitamos mirar a Oriente para encontrar allí un punto de calma y armonía".
El autor del libro, que saldrá a la venta el día 29 de este mes, asegura además que "el yoga no es un 'boom'. Ya en 1980 los medios de comunicación hablaban con frecuencia de él". Calle asegura además que el número de alumnos en la actualidad es el mismo que hace casi tres décadas. La diferencia está en que esta técnica se ha extendido a muchos campos a los que antes no llegaba.
Drogadictos, enfermos terminales, presos, minusválidos y embarazadas se estiran en el suelo buscando objetivos diferentes en un camino común. Calle, que ha viajado más de 60 veces a la India, país de origen del yoga, asegura que los médicos no sólo lo recomiendan, sino que también lo practican.
En el yoga tampoco hay edad. Los jóvenes estudiantes acuden al salir de las duras clases acompañando a sus abuelos de hasta 80 y 90 años. Y es que esta ciencia "no es competición, cada uno respeta sus límites obteniendo en todos los casos los mismos resultados y beneficios".
Una vez en el suelo, las clases consisten en unos 10 minutos de calentamiento, la adopción de las diversas posturas o asanas, como las denominan los maestros yoguis, unos minutos de respiración (Calle asegura que muchos no sabemos respirar) y un tiempo de relajación que nos hace liberar tensiones y olvidar que, al salir, nos espera el móvil, el tráfico y las presiones que, los indios padres de esta técnica, no podían ni imaginar. VIA ELMUNDO.ES |
Comentarios
Gracias, practicaré...
Un abrazo desde los arenales y el viento. Gra.