El poder curativo de la espiritualidad


Algunos estarán totalmente convencidos de que la fe mueve montañas, mientras que otros pensarán que no es más que una hermosa metáfora sin aplicación práctica. Sin embargo, cada vez existen más evidencias de que una vida espiritual rica tiene un importante impacto positivo en la salud física y psicológica. Eso sí, esto no significa que sea necesario hacerse seguidor de una religión concreta, la espiritualidad debe entenderse como el convencimiento profundo de que la existencia tiene un valor y un sentido.

La última prueba de que no sólo de pan vive el hombre viene de la mano de un equipo de investigación del Memorial Sloam Kettering Cancer Center de Nueva York (EEUU). Estos científicos han comprobado que la calidad de vida de los pacientes terminales mejora considerablemente cuando se satisfacen sus demandas espirituales en el momento de enfrentarse a la muerte.

Curiosamente, los resultados del estudio publicado en 'The Lancet' sugieren que lo que realmente reconforta a estos individuos no es la fe religiosa, sino alcanzar un estado de armonía y paz interiores, independientemente del camino que hayan elegido para obtenerlas. Lo importante según los autores es cubrir sus necesidades existenciales.

Sin embargo, los beneficios de una vida interior intensa no se limitan a aquellas personas que se encuentran en situaciones críticas cercanas a la muerte. La medicina occidental ha estado marcada por el 'mens sana in corpore sano'. Se ha dado una gran importancia al ejercicio físico para mantener un buen estado psíquico, pero en la actualidad el sentido contrario de la misma proposición comienza a tener más peso.

Nadie pone en duda ya que cuerpo y espíritu caminan al unísono. En cada persona conviven estas dos realidades en estrecha comunicación. El conjunto no puede funcionar correctamente si sus partes no están en equilibrio.


Desde enfermedades consideradas puramente biológicas como el sida o el reumatismo hasta otras con un claro componente psicológico como las adicciones o las tendencias suicidas están bajo el influjo del bienestar espiritual del individuo. En muchos casos, el medio para alcanzar un estado de paz interior es a través de las religiones, la oración. Sin embargo, ésta no es la única vía que se ha explorado.

Recientemente se han presentado varios experimentos sobre los efectos de la meditación en los que se observaba que los individuos controlaban mejor el estrés y que sus sistemas inmunes se habían fortalecido. El cerebro de las personas que practican este tipo de técnicas también experimenta cambios.

Algunos científicos opinan que la meditación podría aumentar los niveles de un neurotransmisor, la serotonina, cuya deficiencia está asociada a la aparición de depresión.
Quizá con el tiempo y unas cuantas investigaciones más se pueda demostrar que es más eficaz y placentero estar en paz con uno mismo que tomar Prozac.
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