Vivir "el ahora", la clave para ser feliz
Un reconocido médico,el Dr. Alberto Lóizaga advirtió que el estado de ánimo influye en la respuesta inmunitaria ante las enfermedades y "rompió" con la rigidez de su profesión. Hoy da clases de meditación y contó a Infobae.com su experiencia con pacientes terminales
El doctor Alberto Lóizaga es médico clínico, psicoanalista e instructor en técnicas de meditación. El mix no reúne disciplinas que acostumbren a verse de la mano. Pero lo cierto es que Lóizaga es uno de los pocos profesionales de formación occidental que integró las disciplinas espirituales de Oriente con la ciencia.
En diálogo con Infobae.com explicó que comenzó a pensar en la alternativa "espiritual" al observar que "todos los pacientes siempre tenían factores anímicos o psicológicos más allá de la enfermedad". "Me di cuenta de que el estado anímico va más allá de la enfermedad y que la respuesta inmunitaria tenía que ver con el estado anímico", dijo el profesional.
En su libro Ser uno mismo, Lóizaga diferencia entre "estar feliz" y "ser feliz". "Habitualmente la mente sólo es conciente del estar, que depende de los hechos, y es inconsciente de su ser", explicó el médico quien aseguró: "Cuando la experiencia permite acceder al sentimiento se llega a la respuesta del ser; ese ser siempre está presente".
Consultado acerca de otra de sus aseveraciones, en la que reza que "las personas buscan afuera de sí la felicidad", destacó que "la gente no está educada para reconocer sus propios pensamientos, dado que la educación incita a lograr una falsa perfección, cuando en realidad nadie puede ser feliz por más que tenga las más grandes posesiones".
Para él, "a veces la gente más simple es la más feliz". Y destacó que "en muchas oportunidades, es necesario pasar por una crisis para saber que la llave de la felicidad está adentro de cada uno".
Así es que el mundo enseña que "se está mejor cuando más se tiene", pero la realidad indica -según Lóizaga- que "una persona no va a conseguir pareja si primero no se encontró a sí mismo".
"Siempre uno cree que deberían suceder cosas, hasta que decide encontrarse a sí mismo", sintetizó el profesional lo que él cree que es la fórmula para hallar la felicidad. Fórmula a la que cada vez más personas adhieren.
El libro antes mencionado es una guía hacia la felicidad a través de técnicas de meditación. En él, su autor asegura que
"hay muchas razones para ser infeliz desde el intelecto, la percepción de la realidad, la mente, los sentidos físicos y una sola para ser feliz: la conciencia del Ser".En ese sentido, el ego es "la resistencia" que intenta sabotear la experiencia de la meditación. "En el crecimiento se nutre (el ego) de mecanismos de defensa, ya que es consecuencia del 'yo' cuando tiene miedo", subrayó el profesional, para quien "el ego siempre está insatisfecho".
"El secreto -dijo- es lograr captar el espacio del ahora, que es el momento donde siempre estamos viviendo, pero la mente se escapa al futuro o pasado". Y remarcó:
"La neurosis actual es la neurosis del tiempo, que nos saca del ahora, que es la conexión que nos hace dueños de nosotros mismos".
Así es que "la distracción del ahora es el principal vicio que enferma" (porque para Lóizaga hay actitudes, maneras de actuar, que sanan y otras que generan el efecto contrario). "Cuando alguien está desalineado, para entrar en contacto con el orden hay que perder los miedos, los prejuicios, sentirse enjuiciado, la culpa y el proyectar afuera situaciones que enferman", enumeró el médico, quien destacó que "lo que sana es el perdón, aceptar, no juzgar, no ser reactivo".
Nunca es tarde
Ante la pregunta de si hay un tiempo límite para aprender a meditar, Lóizaga fue contundente: "Todo ser humano que pueda pensar, puede meditar. Si puede repetir un sonido, está capacitado para la práctica".
En alguna oportunidad, definieron al profesional como "el médico que enseña a morir". Es por la veta que él halló en la meditación y que ayuda a enfermos terminales a "acompañar el proceso" que indefectiblemente los llevará a la muerte.
"La meditación crea reversión del proceso de miedo y todo lo que acompaña a la familia frente al miedo a la muerte", explicó.
Lo que sugiere Lóizaga es captar a la muerte como una etapa natural, digna de ser vivida, en lugar de "desconectar" la conciencia del paciente con el dudoso argumento de que, de esa forma, se mitigará no sólo su dolor sino también la angustia de enfrentar lo desconocido.
La experiencia de estos años con pacientes terminales le enseñó varias cosas, como que el miedo a la muerte "ayuda a vivir mal".
Para el final, una frase que el doctor acostumbra decir:
"La verdadera salud es la paz interior y sanarse es perder el temor a vivir cada instante como el último".
VIA INFOBAE.COM
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