¿Cómo sanamos?


Todo terapeuta tiene un don, una vocación, una capacidad de sentir empatía con su alumno o paciente, que es tan sólo la puerta de entrada, hacia los extraños procesos de curación y enfermedad.

¿Pero qué es realmente lo que nos lleva a entender la enfermedad y empezar el camino de la sanación?


A lo largo de mis veinte años como terapeuta del cuerpo, la mente y el alma, puedo decir que he viajado por diversos e insospechados caminos. Me he sumergido en las aguas profundas de la melancolía y llorado mientras contactaba con el trauma,que había generado esa depresión, tan dolorosa ; me ericé de terror frente a un ataque de furia desmedida de un borderline, que no podía tolerar su propio límite, su frustración. Morí en silencio , mientras acariciaba los pies cansados , de un enfermo terminal, me paralicé frente al dolor,que lacera las piernas, cuando mi espalda no soporta más, el peso de la circunstancias y me perdí ...en ese dolor..., para entender la causa primera ,que dio inicio a ese mal...estar.


Junto a todo un protocolo de ejercicios terapéuticos de Yoga,Masoterapia, Acupuntura y Medicina China, la verdadera sanación comienza cuando me abro a escuchar la biografía corporal de mi alumno. Entrar en el cuerpo energético del alumno, entendiendo cómo vibra cuando sufre, cómo respira cuando está tenso, qué pensamientos lo hieren y lo alejan de su centro de poder interior, disminuyendo sus defensas. Y rozar , en un ir hacia atrás , en el tiempo retenido, en la memoria de sus células; la idea, la emoción, desgarradora, desesperanzadora, que irrumpió en su carne, para quedarse como dolor crónico, enfermedad o desequilibrio.

Sin encontrar esa raíz de sufrimiento, en la que debemos hundir nuestras manos, para entrar en la negrura del dolor, no podemos comenzar a sanar.

Para poder sanar ,debemos ser compasivos, entender , que el otro sufre por una causa, que se ha perdido en su inconsciente y que debemos ayudar a rescatar. Para que el cuerpo, reconozca que es escuchado, amado y sostenido , en este difícil camino.Decirle, que no se ha perdido, que sigue aquí y puede ser escuchado e integrado, de la mano de otro ser, que también ha sufrido.

Devolverle al cuerpo su VOZ, es empezar a sanar.


Dedicado a todos mis alumnos que transitan conmigo el camino hacia la liberación del sufrimiento.

Gracias...

Adriana Paoletta

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