Medicina Alternativa .Capítulo 2

Basta caminar las pocas pero pintorescas cuadras que constituyen al Barrio Chino de Belgrano para encontrarse como en vidriera a maestros acupunturistas, practicantes de reiki, chi gong y masajes chinos que, partiendo de los 40 pesos, resuelven desde contracturas hasta esa maldita ansiedad que hace comer o fumar en exceso. "No parece un consultorio normal, tiene muchos adornos y esferas que cuelgan del techo, pero en una sola sesión de masajes de menos de una hora los dolores en el cuello desaparecen, no es caro, es efectivo y salgo muy renovada", cuenta María Inés Menna, recién salida de su sesión de masaje chino con Lin, en el local de Arribeños al 2100, donde entre adornos, puestos de comida y elementos de feng shui coexisten al menos ocho locales que ofrecen estos tratamientos.

Dolores posturales, ansiedad en todas sus formas y falta de resultados con tratamientos convencionales son las tres razones que más se escuchan en los diversos consultorios y centros que ofrecen terapias alternativas, desde la medicina china hasta la ayurvédica, pasando por la homeopatía y variedades de distinto origen y trayectoria. En Capital y el conurbano, según coinciden los expertos consultados, las mujeres de más de 25 años son las que pueblan las salas de espera junto a otro grupo que se volvió demandante y está compuesto por adolescentes y jóvenes de ambos sexos desde los 18 años en adelante. Con consultas que van desde los 40 a los 150 pesos, la oferta de soluciones naturales a males físicos y espirituales gana cada vez más adeptos.

En el Instituto de Medicina Tradicional China, ubicado entre Palermo y Villa Crespo, llegan mayormente mujeres, algunas porque no están conformes con la atención que recibían desde la medicina occidental y "buscaban un cambio". "En muchos casos requieren un tratamiento que les evite tomar medicamentos alopáticos o persiguen una alternativa a las intervenciones quirúrgicas", explican los coordinadores. Si bien esta medicina milenaria ofrece un sinfín de opciones que implican ejercicios energéticos y terapias con hierbas medicinales, la acupuntura está al tope de las elecciones y el costo de las consultas arranca desde los 80 pesos.

La otra vertiente que gana adeptos en prácticas de salud orientales es la India, con el yoga -la opción más elegida, que abarca ejercicios posturales y de concentración, y que ya se enseña en empresas y hasta en salones parroquiales- y la medicina ayurvédica, un sistema holístico que estudia el cuerpo, la mente y las emociones de la persona para diagnosticar las enfermedades, trata los factores que las causan y no sólo sus síntomas, y utiliza medicinas ayurvédicas totalmente naturales.

En su sede de Palermo, Rosana Mholo, directora de la Fundación Ayurvédica, asegura que quienes llegan hasta allí quieren "una medicina humanizada, con tiempo y escucha, porque la mayoría no viene de buenas experiencias en el mundo alopático". En el momento de definir quiénes demandan este tipo de atención, Mholo traza una división: "Mujeres que buscan verse más jóvenes o más delgadas pero a través de una alternativa no invasiva, que cuide su salud, y adolescentes con trastornos alimenticios y conductas adictivas". Para una consulta ayurvédica hay que partir de los cien pesos, pero como esta fundación da cursos a estudiantes de medicina de la Universidad de Buenos Aires (UBA), se puede recibir allí atención gratuita.

En tanto, en la Academia de Homeopatía Hering, al 2100 de la avenida Rivadavia, la presidenta de la institución, Marta Arroqui, explica que la homeopatía es una práctica adecuada para todo el mundo: "desde niños hasta ancianos que requieren ser vistos como una individualidad y que buscan tratar sus emociones, no sentir dolor, y soluciones de las más diversas para casos que van desde problemas respiratorios hasta el cáncer". La medicación homeopática, libre de patentes, tiene un costo aproximado de 35 a 40 pesos por cada preparado y una consulta oscila entre los 80 y 150 pesos.

El doctor Humberto Giordano, titular de la Sociedad Argentina de Medicinas Alternativas, entidad que combina medicina ortodoxa con métodos y tratamientos médicos no convencionales, asegura que la demanda no para de crecer: sólo en Palermo hoy disponen de más de 120 consultorios. Pero además, la organización tiene otra sede en el corazón de Isidro Casanova, en el Centro Médico Nuestra Señora del Rosario, donde se observan muchas mujeres que tienen problemas de sobrepeso u obesidad y que fracasaron con nutricionistas o con la ingesta de remedios recetados por médicos tradicionales.
Combinaciones posibles

Esa combinación de terapias científicas con las alternativas también va llegando a los centros de salud tradicionales. El shiatzu (técnica de digitopresión) y la meditación, por ejemplo, se han ido incorporando paulatinamente al universo hospitalario tradicional. Un buen ejemplo de otro tipo de combinaciones es el que se pone en práctica en el hospital neuropsiquiátrico Suipacha, en la ciudad de Rosario, donde se utilizan métodos chamánicos para abordar problemas de salud mental, o el caso de Venezuela, en donde en octubre del año pasado se creó el primer Centro de formación y sanación chamánico, en Delta Amacuro, donde se trabaja exclusivamente con las curas provenientes de culturas aborígenes.

En el ámbito privado ya existen consultorios que ofrecen a sus pacientes opciones como la odontología holística, que ve y trata a la boca como la punta del iceberg del bienestar y de la salud escapando de arreglos metálicos o de anestesias y antiinflamatorios que no provengan de los anaqueles de la homeopatía. El maestro en Medicina Tradicional China Pablo Taboada explica que "inclusive se puede anestesiar una boca con el uso de acupuntura o digitopresión sin necesidad de ningún químico". Y señala que, en China y en varios países del primer mundo, los pacientes pueden optar por este tipo de anestesia: "Anestesiar con acupuntura sirve incluso para cirugías a corazón abierto, los resultados son iguales y los costos y complicaciones posteriores son mínimos".

Del 90 por ciento de los argentinos que, según investigaciones del Centro Argentino de Etnología Americana, combina medicina científica con prácticas alternativas, el 70 por ciento orienta su curación a las terapéuticas rituales o religiosas. Personas en su mayoría católicas no dudan en buscar a una curandera para que les saque el mal de ojo, o en visitar a un cura sanador y hasta un chamán si esto está dentro de su alcance. Quienes están alejados de los grandes centros urbanos recurren a la curandera del pueblo y también al hospital local. Lo cierto es que cada vez es más frecuente ver a una mujer de los centros urbanos que va a misa todos los domingos, no esquiva al acupunturista al que apenas le entiende el idioma y también visita a una curandera o un chamán, llegado el caso. Mientras tanto, no abandona a su médico de cabecera ni deja a un lado sus oraciones.

Clarisa Ercolano
Para LA NACION

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